Cuando
hablamos de la Conciencia,
estamos
hablando de nuestra Alma, de esa energía viva y eterna que está
conectada con la Memoria Colectiva y con la Energía Universal.
Quien
ha caído en un estado de depresión y ha perdido toda esperanza en
la vida y en los seres humanos, se siente muerto: su alma ha perdido
el contacto con la Conciencia universal y con su Esencia divina. En
estos casos (tan frecuentes hoy en día) ante el malestar debido a la
angustia, los miedos y ansiedad que sufre la persona, los médicos
recetan fármacos sintéticos "para sedar la mente". Es
como si ante un Tsunami, el gobierno repartiese salvavidas de
plástico como único remedio. (Igual de absurdo).
Se
vive de forma pasiva cuando no hay conciencia de ser. Por ello, sólo
desarrollando la Conciencia, reforzamos nuestra mente, haciéndola
más fuerte.
Una
mente débil, controla y manipula negativamente, influyendo en
nosotros de manera nefasta. Se mueve desde el miedo a perder a no ser
querido, fluyendo bajo patrones negativos y destructivos (debido a
bloqueos emocionales). En cambio, una mente desarrollada
es dinámica, tiene sabiduría propia gracias a su intuición, se
mueve desde la Paz interior y la Claridad mental. Es flexible, por lo
que se auto-transforma y corrige continuamente, dejándose fluir.
Valora y agradece la calidad de vida, sabe distinguir y elegir lo que
más le conviene y vive desde el entusiasmo por la vida.
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