Cuando
desaparece la inferioridad, todo sentimiento de superioridad también
desaparece. Viven juntos, no se les puede separar. El hombre que se
siente superior sigue sintiéndose inferior en algo. El hombre que se
siente inferior, quiere sentirse superior en algo. Son un par; siempre
están juntos.
Ocurrió...
Un hombre muy orgulloso, un guerrero, un samurai, vino a ver a un
maestro zen. El samurai era famoso, bien conocido en todo el país.
Pero mirando al maestro, mirando la belleza y la gracia del maestro,
de repente se sintió inferior. Quizá había venido con el deseo
inconsciente de probar su superioridad. Dijo al maestro:
—¿Por qué
me siento inferior? Hace un momento todo estaba bien. Al entrar en tu
patio, de repente me he sentido inferior. Nunca me había sentido
así. Siento un temblor en las manos. Soy un guerrero, me he
enfrentado a la muerte muchas veces y nunca he tenido miedo, ¿por
qué siento este temor?
—Espera —dijo el maestro—. Cuando todos se hayan ido, te responderé. La gente seguía viniendo a visitar al maestro y el hombre se sentía cada vez más cansado. Al llegar la noche la habitación se vació y cuando ya no quedaba nadie, el samurai dijo:
—Espera —dijo el maestro—. Cuando todos se hayan ido, te responderé. La gente seguía viniendo a visitar al maestro y el hombre se sentía cada vez más cansado. Al llegar la noche la habitación se vació y cuando ya no quedaba nadie, el samurai dijo:
—¿Puedes responderme ahora? —Vamos fuera
—dijo el maestro.
Era una noche de luna llena, la luna estaba saliendo por el horizonte... y el maestro habló:
Era una noche de luna llena, la luna estaba saliendo por el horizonte... y el maestro habló:
—Mira estos
dos árboles. Éste árbol que se eleva hacia el cielo y este otro
pequeño. Ambos han estado al lado de mi ventana durante años y
nunca ha habido ningún problema. El árbol pequeño nunca ha dicho:
«¿Por qué me siento inferior a ti?» al árbol grande. ¿Cómo
puede ser? Este árbol es pequeño y ese árbol es grande, y nunca he
escuchado ni un susurro.
—Porque no pueden compararse —dijo el samurai. —Entonces no hace falta que me preguntes, ya conoces la respuesta —dijo el maestro.
Las comparaciones son las que crean la inferioridad o la superioridad. Cuando no comparas, toda superioridad e inferioridad desaparecen. Entonces eres, simplemente estás allí. No importa si eres un matorral o un gran árbol; eres quien eres. Eres necesario. Una hoja de hierba es tan necesaria como la mayor de las estrellas. El canto de un gorrión es tan necesario como cualquier Buda; el mundo será menos rico si el gorrión desaparece.
Mira a tu alrededor. Todo es necesario y todo encaja entre sí. Es una unidad orgánica: nadie es superior ni inferior, nadie está más alto o más bajo. Cada uno es único e incomparable.
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