sábado, 2 de noviembre de 2013

Negatividad: "Quién la Transmite y el Peligro de su Contagio"

"La Historia de Pedro... ¿A cuántos no les ha pasado?"

La vida transcurre ajetreada como siempre, el ajustado horario laboral, la vida familiar, el deporte con los amigos, la pareja y las preocupaciones cotidianas normales que se afrontan como puede. Pedro se considera una persona activa, con una vida plena, dinámica y amigo de sus amigos. Siempre intenta estar ahí para ayudar, arriesgándose al “contagio” que supone acercarse y relacionarse con personas negativas.
Como casi todos, Pedro tiene amigos considerados negativos que se acercan a él para utilizarlo como un contenedor donde depositar la energía negativa altamente radiactiva. Estos llegan y sin previo aviso te empiezan a contar lo desgraciados que son, lo mal que se porta la vida con ellos y como no, nombran de manera sistemática las palabras “mala suerte”. A la menor señal de positivismo que ven en la otra persona, estas encienden la maquinaria de la argumentación a favor de su negatividad, concienzudamente estudiada y detallada, para que no quepa ninguna duda de la veracidad de los hechos negativos que lo envuelven.
Pedro se ve por momentos desolado en mitad de la conversación y lo que antes consideraba una buena salid,a ahora se torna de color gris oscuro. Percibe que está siendo arrastrado a la zona pesimista de la cosas, al catastrofismo que por un momento le envuelve como una ola te revuelca sobre la arena.
Termina la conversación con esta persona y amablemente se despide. Ha llegado cargado del terrible virus de la negatividad, lo ha descargado y ha infectado, sabiéndolo o no, parte de la energía positiva que desprendía Pedro.
El protagonista de nuestra historia ha sido víctima del virus de la negatividad que transmiten algunas personas y que cada uno de nosotros en algún momento ha estado en idéntica situación.
El estado de ánimo considerado estable (positivo) está lejos de ser lineal y tiene oscilaciones entre la alegría y la tristeza, que son consideradas normales y adaptativas. Por ende, para un buen funcionamiento vital pleno, no podemos estar ni en una euforia permanente, lo que se denominaría maníacos en su punto extremo, como tampoco en una disforia continuada, lo que sería un estado de ánimo depresivo.
¿Cómo detectar a personas con alta negatividad?

Estas personas se detectan por las sensaciones de inestabilidad y pesimismo que te producen cuando compartes un tiempo con ellas. Por la capacidad que tienen de hacerte ver el mundo a su imagen y semejanza. Estas llegan y te contagian de mal humor, de tristeza, de envidia o de otra emoción negativa que hasta el momento no habías manifestado. Y esta actitud tienden a repetirla hasta tal punto, en algunos casos, forman su propio repertorio personal.
Por diferentes motivos que la ciencia todavía no da una explicación objetiva, de manera consciente o inconsciente, tal vez por una falta de habilidades sociales o de un poco de la llamada inteligencia emocional, estas personas adoptan diferentes estilos para expresar su negatividad contagiosa, de los que podemos destacar los siguientes:
· Negativos pasivos: Aquí se incluyen "los victimas", los que echan la culpa de todo su mal a los que le rodean y no se responsabilizan. De alguna manera, han aprendido a obtener la atención a través de la queja. Se sienten maltratados por la vida y hacen sentir mal a quién no les presta atención de la que se creen merecedores.

· Negativos "caradura": Son los que siempre te pedirán favores, pero a la vez no son capaces de estar atentos a sus capacidades. Tiran de otros sin preguntarles si están bien, si necesitan ayuda o si les viene bien prestársela en ese momento. Son egoístas y egocéntricos, y en el momento en que se deja de satisfacer sus necesidades comienza el chantaje emocional.
· Negativos "criticones": Usan su tiempo y esfuerzos en vivir la vida de otros, dejando a un lado la suya. No hablan bien de los demás, porque el que a los demás le vaya bien parece ser que les potencia su frustración. No saben competir sin destruir.
· Negativos "psicópatas": Un psicópata no es un asesino en serie, como nos ha dicho el cine. Este es aquel que inflige dolor a los demás sin sentir la menos culpabilidad o remordimiento. Llegan criticando o ridiculizando a otros, soltando su falta de empatía e ilusión por su propia vida.
¿Cómo evitar contagiarnos de la negatividad de estas personas y que no afecten a nuestro optimismo?
En primer, lugar hay que diferenciar que es ayudar a un amigo/a en una mal momento puntual, que él te ayudará cuando tú estés en su situación y que no te supone un esfuerzo prestarle ayuda. Y en segundo lugar, saber quién sigue un patrón constante de queja y que al ayudarle se paga un alto precio, nuestra estabilidad emocional.

Una vez que se tiene claro la ayuda a otros o el contagio por otros, tenemos que parar a estar personas. Hay que intentar hacerles concientes, que el esfuerzo que está empleando en la queja lo canalice a la búsqueda de soluciones y que si no las intenta buscar, que no te llame. Que entienda que le ayudaras solo si se moviliza y que sea responsable de ello. Con ello se busca no reforzar su actitud de queja para que no la mantenga. Y no le permita que haga juicios de otras personas que no estén presentes intentándolo arrastrar a usted a que opine lo mismo.
También para salvaguardar tu estado emocional, tienes que aprender en algunas circunstancias decir que NO y hacer prevalecer tus necesidades y prioridades. A veces hay que ser un poco “egoístas” en ese sentido, ya que si entras en el círculo vicioso de sentirte atraído por alguien que da pena el final puede pasar que den pena los dos.

Por último, la mejor recomendación es que te rodee de personas positivas, optimistas, que te hagan feliz y que al estar con ellos, salgas con las pilas cargadas. ¡La energía positiva también se transmite con la misma fuerza, así que busca esa fuerza e intenta prendarte de optimismo y felicidad!.
Si por otro lado te ves identificado como una persona negativa que no sabe salir por sí sola de los problemas y no sabe afrontarlos, recuerda que puedes consultar a un psicólogo, que te pueda ayudar a superarlo, ¡dado que ser optimista también se puede aprender!.

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