miércoles, 31 de octubre de 2012

¡RE-CREA TU VIDA! =)

El Valor de la Empatía

La empatía es una virtud cuyo valor está directamente relacionado con nuestra inteligencia emocional, probablemente la verdadera de todas las inteligencias o talentos que poseemos.
La característica esencial de una persona inteligente, es su capacidad para entender las emociones de los demás. No parece concebible que una persona se crea realmente inteligente cuando a la vez prescinde de un mecanismo mental que le haga entender la susceptibilidad, el dolor o el sufrimiento de los demás. 


No importa cuántos títulos académicos tenga esa persona, si no es capaz de intuir, de percibir, de reconocer, de darse cuenta, es decir: de ponerse en el lugar del otro. Es ciertamente una persona limitada en sus capacidades emocionales e intelectuales, restringidas sólo a lo que haya aprendido en la escuela, la universidad o su ambiente social o familiar. 

Una persona inteligente dijimos era la persona que es capaz de vivir armoniosamente con cada cosa que hace, sin hacer daño a los demás, claro, pero esta personalidad no puede carecer de valores como la empatía, la justicia y la solidaridad.

Se puede ser el mejor cirujano, el más sorprendente matemático o científico y el más disciplinado de los estudiantes, pero si se carece de empatía, siempre se estará expuesto a fracasar rotundamente en las relaciones interpersonales. De hecho, para las relaciones de pareja por ejemplo, ¿qué tanto pueden importar los títulos o calificaciones académicas que se tengan? allí lo fundamental es el valor de la empatía, si tú no sabes ponerte en el lugar de tu pareja, esa relación será un fracaso rotundo, a los pocos meses de casados se estarán arrojando los platos por la cabeza.

La empatía es un valor que se debe aprender desde niño y hacen muy bien los padres inteligentes que educan a sus hijos mostrándoles las consecuencias de sus actos, enseñándoles a ser solidarios y a no hacer o decir cosas que puedan herir a otros niños/personas. Si desde niño se cultiva la empatía, se tiene un arma muy útil para su crecimiento y desarrollo mental y espiritual. 


La empatía es un valor fundamental y característica imprescindible en las personas que mentalmente poseen un estadío superior de conciencia. Es una cualidad extraordinaría para casi adivinar lo que piensan los demás con sólo mirarles. Una persona empática es comprensiva, amable, solidaria y altamente tolerante. 

El ser humano empático tiene siempre el reto de enfrentar y tolerar con éxito a la personas limitadas por la estupidez y la maldad. Su capacidad no esta relacionada necesariamente con características  religiosas pero definitivamente la persona empática  entiende que la "fe" aparte del "conocimiento" es un factor importante en su desarrollo intrapersonal, punto de partida para la relación interpersonal exitosa con los demás.

Acumulación de Energía Positiva

¿Se da usted cuenta de la cantidad de energía perdida en emociones negativas como la ira, el resentimiento, el odio, el deseo de venganza, etc., etc.? ¿Es consciente de todo lo que podría conseguir con el ahorro positivo de la misma?

Si su nivel de energía es bajo, siempre estará expuesto a reaccionar de una forma inadecuada ante cada circunstancia. Y si uno esta con esa baja de energía es porque aparte de los desarreglos físicos, seguramente usted ha dejado que penetren en su subconsciente sentimientos autodestructivos que no ha dejado salir, que seguramente están enterrados allí en su interior.

Si usted es de las personas que sincera y fervientemente desea alcanzar una óptima salud física y mental, entonces debe identificar sus momentos de baja, y debe tomar medidas para cambiar una situación adversa, por ejemplo cuando:

-Ante cualquier discusión quiere estallar en cólera.

- No es tolerante con las personas de pocos alcances.

-Comienza a buscar defectos en las demás personas.

-Cuando esta buscando de quien burlarse.

-Actúa con mezquindad, y evita ayudar cuando podría hacerlo.

-Se encuentra más cansado de lo normal.

-Cuando se siente demasiado nervioso ante alguien o alguna situación.

-Cuando se preocupa en exceso por el futuro.

-Cuando se siente incapaz de lograr algún objetivo.

-Cuando considera que otros merecen la felicidad y Ud. no.

-Cuando esta muy susceptible y se deprime con facilidad.

-Cuando no le importa lastimar a alguien.

-Cuando físicamente se siente débil al margen de sus edad.

-Cuando vuelve a recordar hechos nocivos del pasado.

-Cuando le aterra pensar en el cambio.

Y es que cuando usted está en un nivel bajo de energía esta propenso a sacar lo peor de si mismo, tiende a actitudes negativas como la irritación, el odio, el egoísmo, el desprecio y la burla a los demás.
Cuando ello sucede, es hora de recargarse con alimento mental, ese subconsciente esta dañado, haga Ud. algo por cambiar esas nocivas tendencias.

Efectivamente es cierto, como lo mencionan muchos libros, que el subconsciente asimila muy bien las vitaminas mentales y espirituales con la condición que estas sean proporcionadas con frecuencia y en la justa medida. Por supuesto, la hermosa envoltura del alma que es el yo físico también debe recibir una adecuada atención, cuidado, disciplina, buena alimentación, vitaminas, ejercicio, pero digamos que lo trascendente son las vitaminas espirituales, puesto que una vez que estas sean asimiladas dentro de nuestro subconsciente, este sabrá también que es lo mejor para el cuerpo, por lo tanto, se puede decir que el aspecto físico está incluido en el paquete.

Los estudios realizados por especialistas, revelan la gran capacidad del subconsciente para retener información, y transformar esta en energía mental, espiritual y física que utilizada en forma constructiva puede permitir una alta calidad de vida. El subconsciente recicla la información innecesaria y nociva, y es capaz producir grandes cantidades de energía productiva si se le programa bien.

No se debe olvidar que el consciente siempre debe regular las acciones del subconsciente, ya que solo así se logrará el equilibrio de nuestro estado mental.

martes, 9 de octubre de 2012

Tabla de los Chakras en la Teosofía



Las propiedades asociadas usualmente a cada Chakra incluyen:


Chakra
Color
Funciones
Elemento asociado
Dios
Mantra
Símbolo
(en la coronilla)
Blanco o violeta; puede adquirir el color del Chakra dominante
Trascendencia,
Conexión con la divinidad
Espacio
Om
Agñá,
(tercer ojo)
Índigo o añil
Intuición,
Percepción Extrasensorial
Luz
Ksham
Vishuddha
(en la garganta)
Azul
Habla,
Autoexpresión y
Crecimiento
Anajata
(en el corazón,
en los pulmones)
Verde
Devoción,
Amor,
Compasión,
Sanación
Aire
Iam
Manipura
(en el plexo solar)
Amarillo
Mente,
Poder,
Control,
Libertad propia
Fuego
Ram
Suadhisthana
(en el hueso sacro)
Naranja
Emoción,
Energía Sexual,
Creatividad
Agua
Vam
Muladhara

(en la próstata
/genitales)
Rojo
Instinto,
Supervivencia,
Seguridad
Tierra
lam

Funciones principales de los Chakras


1.    Revitalizar cada cuerpo aural o energético y con ello el cuerpo físico.
2.    Provocar el desarrollo de distintos aspectos de la autoconciencia, pues cada Chakra está relacionado con una función psicológica específica.
3.    Transmitir energía entre los niveles aurales, ya que cada capa progresiva existe en octavas de frecuencia siempre crecientes.

Según el hinduismo y algunas culturas de Asia, los chakras son seis (o siete, según la teosofía) centros de energía inmensurable (no medible de ninguna manera) situados en el cuerpo humano. La palabra sánscrita Chakra significa ‘círculo’ o ‘disco’. 

Según el Sanskrit-English Dictionary del británico Monier Monier-Williams (1819-1899), los Chakras no son siete sino seis. A cada Chakra se le asignaría un color; son visualizados como flores de loto con distinta cantidad de pétalos en cada Chakra. Cada uno de estos centros se asemejaría a una flor abierta y poseería ciertos colores, según en donde se localizan.  Asignar los siete colores de la luz visible a los siete Chakras, y en el mismo orden en el que aparecen en el espectro (rojo para el primer Chakra, naranja para el segundo, amarillo para el tercero, etc.) es una mera conjetura occidental que no tiene base alguna en la tradición yóguica o tántrica, ni en la experiencia de los yoguis, ni en las representaciones pictóricas tradicionales de Oriente.