Los beneficios de REIKI son
muchísimos .Ya desde el año 1995 el REIKI ha sido reconocido por
la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una terapia complementaria de
sanación natural.
El REIKI llega mucho más allá del cuerpo
físico. Resulta eficaz en multitud de molestias y trastornos tanto físicos como
psicológicos, como la ansiedad, el estrés, el insomnio, la artritis,
las jaquecas, los problemas gástricos y también actúa como sanador de
bloqueos emocionales profundos.
Es una energía preventiva y saludable. Ayuda en las terapias de desintoxicación, reduce los efectos
secundarios de todo tipo de tratamientos, incluyendo la quimioterapia, por
ejemplo. Acelera los tiempos de recuperación y mejora el estado general de
personas sanas o enfermas, ya que equilibra las energías, libera las
emociones, desarrolla la conciencia, aumenta la creatividad y eleva la energía
vital. Las mujeres embarazadas, los niños y las personas de la
tercera edad son muy receptivas a la energía REIKI.
REIKI es absorbido por cada célula del
cuerpo en la cantidad necesaria y fluye hacia donde hay una deficiencia. Es,
además, una técnica compatible con cualquier técnica terapéutica y un buen
complemento para cualquier método curativo.
El resultado de un tratamiento de reiki, por tanto, nos ayuda a curar
afecciones de todo tipo y alivia dolores y los síntomas agudos con una rapidez
considerable. También tiene una influencia positiva sobre el crecimiento
espiritual. Después de un tratamiento, podemos ver las cosas con mayor claridad
mental y experimentar visiones profundas sobre cuestiones o problemas
específicos a los que nos estemos enfrentando, aunque todo depende de nuestra
sensibilidad (como ya sabemos, “cada persona es un mundo”).
El reiki afecta a cada persona de manera diferente, pero siempre actúa allí
donde el receptor más lo necesita. Sin embargo, existen efectos comunes que
todo el mundo experimenta. La energía que gastamos en nuestra vida cotidiana se
renueva, de modo que, cuando nos sentimos cansados o agotados, el reiki puede
corregir el desequilibrio que nos afecta de forma negativa física, emocional y
mentalmente.
Por ejemplo, si sufrimos estrés, podemos reaccionar con síntomas físicos
como: dolores de cabeza y de estómago, resfriados frecuentes, dolores en los
riñones y trastornos digestivos en general. Estos síntomas expresan un exceso
de tensión negativa, acompañado por un desequilibrio en el sistema energético.
Para aliviarlos, necesitamos restablecer nuestra energía. El reiki puede
equilibrar las energías del cuerpo, ayudándonos a liberar la tensión y a
relajarnos para reducir así el estrés y al mismo tiempo, promueve el desarrollo
de reacciones positivas frente a situaciones estresantes. En otras
palabras: pueden sanarse no sólo los síntomas, sino también las causas
físicas y psíquicas.
El reiki fortalece y armoniza el sistema inmunológico. Constantemente
gastamos energía de fuerza vital sin restablecerla. El reiki nos ayuda a
recargarnos de energía y a incrementarla, y de esta manera a conseguir un
cuerpo saludable y equilibrado tanto energética como espiritualmente.
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