Cuando
nos vemos inmersos en situaciones que escapan de nuestro control y
simplemente somos el daño colateral por decirlo de algún modo, de
una situación estresante, catastrófica... Erróneamente solemos
desesperarnos, angustiarnos o entristecernos, agotando las pocas
energías emocionales que nos quedan.Después de todo, quizá no sea
tan erróneo sentirse así, porque exteriorizar lo que sentimos es
sabido ya por todos, que nos ayuda a vaciarnos, para
poder recargarnos y reinventarnos,
conceptos que en la actualidad necesitamos poner en práctica para
superar situaciones extremas.
Vernos
inmersos en una vorágine de sentimientos adversos; situaciones
como un
despido, una ruptura sentimental, una enfermedad,
etc, nos hace replantear nuestro proyecto de vida en general: lo que
queremos, hacia donde vamos y lo que estamos haciendo por
conquistarlo...
o
por el contrario, ¿nos hundimos en la desesperación, el desánimo y
la angustia?.
Para
mejorar estas circunstancias es necesario seguir unas pautas, siendo
conscientes de nuestro estado y teniendo la convicción firme de
querer superar estas situaciones.
Pautas
para afrontar situaciones adversas:
- Ahondar en nuestro autoconcepto, para descubrir nuestros potenciales.
- Aprender a dominar la comunicación y las relaciones interpersonales.
- Poner fin al miedo, la apatía, la tristeza, inseguridad, falta de
esperanza y desasosiego.
- Mejorar nuestros niveles de autocontrol.
- Creer firmemente en nosotros.
- Buscar apoyo emocional de nuestro entorno más cercano.
Es
totalmente justo, respetable y entendible sentirse
decepcionado, aturdido y frustrado por las injusticias que
presenciamos y experimentamos a diario de allí, la famosa frase “por
qué a mí”,
dado que la generosidad, oportunidad y humanidad que nos
gustaría presenciar y no vemos tarda en llegar. Sin embargo,
nuestro deseo
de superación, tolerancia a la frustración y la confianza en
nosotros y en lo que somos capaces de hacer, debemos mantenerla
intacta e imperturbable, complicado pero se puede conseguir.
A
ello sumamos nuestra capacidad de resiliencia, siendo
las mejores armas para volver a empezar. Nadie dijo que sería fácil
y si nos detenemos a pensar por unos instantes, si nos dejamos
contagiar por el espíritu pesimista, triste y cruel que ronda en
nuestro entorno, estamos perdiendo la partida. Como bien decía
nuestro querido Pablo Neruda:
“Queda
prohibido no sonreír a los problemas,
no luchar por lo que quieres,
abandonarlo todo por miedo”
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