Cuando
se rompe el fluir de la energía vital en nosotros, bien sea por
problemas emocionales o de salud física, sin darnos cuenta nuestras
energías se dispersan y nos salimos de nuestro Centro (si es que
previamente estábamos en él).
Lo
más común en la mayoría de las personas, es dar por normal,
vivir
en un estado de conflicto y dispersión. Desde la inconsciencia, el
no saber pensar adecuadamente y el vivir reaccionando sin control
ante cualquier suceso trivial cotidiano, hace que uno se desgaste
energéticamente y se ausente del centro de sí mismo, para vagar en
el sentimiento de confusión y el “no sé”…
Si
no somos capaces o no nos ponemos a trabajar para educar y someter a
nuestra mente, ésta dominará de forma caprichosa y asilvestrada
nuestra vida, creando estados emocionales alterados y
desequilibrados. El resultado es: SUFRIMIENTO.
Sufrimiento
por todo, Preocupación por lo que pasó y por lo que puede pasar,
Queja, depresión, tristeza, amargura, desesperanza, negativismo,
victimismo… y la mente que se va debilitando causará, finalmente,
poca memoria, poca energía, insomnio, etc.
¿Qué
significa alinear mente/corazón? Primeramente,
debemos crear una disciplina en nosotros (fortalecer la voluntad).
Crear el hábito de hacer diariamente unos ejercicios de
concentración.
Lo
más sencillo y eficaz es volvernos observadores
de
nosotros mismos.
Traer nuestra mente, una y otra vez, al Presente; a este momento.
¿Estoy cocinando? pongo toda mi atención y dedicación a cocinar
amorosamente. Sólo existe este momento. ¿Estoy descansando? Me
relajo y no dejo que la mente me atrape en ningún pensamiento sobre
ayer o mañana… respiro conscientemente y voy a saborear mi paz
interior.
Cuando
perdemos de vista el momento presente y nuestra mente se distrae y
vaga en conjeturas, fantasías y cálculos sobre el futuro, estamos
desperdiciando nuestra energía y nuestro tiempo.
El
equilibrio y alineación de mente/corazón nos brinda armonía y
claridad mental.
Vivir
desde la mente, es vivir mecánicamente desde la inseguridad, la duda
y el sufrimiento.
Una
mente lúcida, centrada y alineada con el corazón, nos hace ser
intuitivos, conscientes de nuestra realidad y nos conecta con la
Conciencia Suprema.A
partir de este logro, el Espíritu divino que vive en tí, te guía e
ilumina tu camino, siendo consciente el propio dueño de tu vida.
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