domingo, 26 de mayo de 2013

Inquietudes humanas: Señales para encontrar la felicidad

La vida nos da mensajes y señales continuamente, lo que ocurre es que no sabemos escucharlos o verlos, porque no hemos sido entrenados para ello.

En el proceso de crecimiento y formación humanos (mientras somos pequeños), los mensajes que la vida tiene para nosotros los recogen nuestros padres y si éstos no son buenos captando la señal, la impresión de la vida que recibiremos será caótica o sin sentido.
Aun así, la vida sigue emitiendo su señal y las inquietudes humanas, que transcienden la historia familiar en la que crecemos, nos guiarán, paso a paso, hasta completar el destino que nuestra naturaleza humana nos promete.
Todos los humanos nacemos para reflejar el proceso evolutivo que nos lleva de la oscuridad a la luz, de la materia a la energía, del dolor al amor y, en función de lo lejos que estemos en este patrón evolutivo, al finalizar nuestro tiempo de la infancia, necesitaremos más o menos pasos para alcanzar la felicidad.
Son las inquietudes humanas las que nos llevan a alejarnos de lo familiar, para aventurarnos en la búsqueda del sentido que le falta a nuestra vida y, llegados a este punto, cuesta reconocer que nuestra familia nos ha fallado y que tendremos que caminar «solos», si queremos sentirnos completos.
Pero este momento de soledad, apenas dura un instante ,ya que en el preciso momento que damos un paso adelante, la vida pone en nuestro camino a las personas o experiencias que podrán guiarnos hasta nuevas fronteras de nuestro SER. Y así, experiencia tras experiencia, persona tras persona, hasta llegar a un punto del camino donde ya no necesitaremos más guías externos... pues habremos alcanzado la luz interior, la propia conciencia de quienes somos, de dónde venimos y hacia dónde nos dirigimos.
Hasta llegar a ese punto de sabiduría interior, las señales serán siempre externas y ancladas en el eje dolor/placer, pues este es el código de la supervivencia:
  • Las experiencias positivas (las que suman), nos hacen avanzar y cursan siempre con placer y sentimientos de plenitud.
  • Las experiencias negativas (las que restan), nos hacen retroceder y cursan con dolor o sentimiento de vacío…
Para muchas personas jóvenes es muy triste reconocer que es junto a sus seres más cercanos donde más vacías se sienten y que cuando se alejan se recuperan a ellas mismas. Habitualmente, estas personas encuentran señales que les marcan el camino hacia una mayor plenitud, para descubrir cuando vuelven a casa con las manos llenas que sus familias no reconocen su nueva presencia…

¿Qué hacer en estas circunstancias?

  • Pues sigue adelante y no vuelvas la vista atrás… Aunque esto te suponga romper con toda una vida de rutina y tradición.
  • Pon límites a todas aquellas personas y actitudes que te hagan sentir de menos o de más, pues las dos actitudes ATAN e impiden tu evolución
  • Y sobre todo, acepta y entiende que la vida siempre está por la labor de ayudarte y acompañarte si eres un buscador de la luz y tus intenciones son puras, pues en este camino, nunca hemos estado solos…

Pero… si esa es tu preocupación actual…

Si realmente te sientes o estás sol@, será porque esa es tu necesidad, ya que la soledad también forma parte de nuestro destino (sobre todo cuando durante mucho tiempo hemos «abusado» del reflejo de los demás…).
El tiempo de soledad nos lleva a recuperar nuestro tiempo primigenio, anterior a la vida familiar y a la vida social; al desarrollo del ego, inservible en sí mismo, si estos reflejos o apegos iniciales que lo crearon, no fueron fieles a nuestra identidad genuina.
Por eso, aquellos o aquellas que, en estos momentos, os sintáis solos, debéis haceros amigos de vuestra soledad y compartir con ella lo mejor de vosotros mismos, ya que estáis recuperando la esencia de vuestro corazón. Cuando el proceso de «recuperación» se complete, las ventanas al mundo se abrirán de nuevo y esta vez, podréis estar seguros de que el mundo os sonreirá…=)

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