Nuestro
desarrollo y nuestra expresión, siempre debe ser de adentro hacia
afuera, porque todas nuestras capacidades surgen de un núcleo
primordial interno. Por naturaleza deberíamos gestar, desarrollar y
expandir lo que ya tenemos dentro, lo que ya somos.
Desgraciadamente,
lo estamos haciendo al revés; nos empeñamos en meter
dentro
cuando lo que tenemos que hacer ahora mismo es ELIMINAR, vaciarnos de
todo lo inútil, barrer todas las ideas y pensamientos que hemos ido
recogiendo de aquí y allí, revisar y actualizarese
núcleo al final de cada etapa, pero sobretodo: resurgir
RENOVADOS.
Existe
una dimensión
superior y espiritual
en
el ser humano, de la que no hacemos o raramente hacemos uso. En ella
está localizada nuestra energía
vital más
refinada: La
Luz.
La
materia es la cristalización de esta energía que se mueve desde el
nivel vital instintivo y va subiendo y cubriendo los niveles
emocional y mental primarios, hasta alcanzar los niveles superiores
de los mismos (si consigue trascender los niveles elementales) y
lograr así la unión con la Conciencia Suprema, más allá del plano
personal e individual.
Según
el grado de energía
vital en
nosotros, ese es el grado de vida sana y de bienestar mental y
emocional que adquirimos. Acrecentarla, significa elevar nuestras
capacidades de conciencia. Cuanta más energía en el
nivel
vital de
nuestro ser, más entusiastas y optimistas seremos, más fluirá en
nosotros (con entera facilidad) para impulsarnos (-siempre- a una
vida mejor, a un estado superior).
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