Todo
y todos somos energía. El REIKI nos brinda tener una nueva visión
de nuestro mundo interior, dándonos la capacidad de mantener un
estado saludable y en armonía, de forma estable y duradera en el
tiempo.
El
Reiki nace en Japón a través de Mikao Usui y se refiere a dos
formas de energías:
a
energía del Universo (REI)
y a la
energía vital que
circula por el organismo de los seres vivos (KI). Aprendiendo a
canalizar y armonizar estas energías en nosotros, es como se llega a
la perfecta salud del cuerpo, mente y espíritu.
La
enfermedad, desde la visión holística del ser humano, la produce
los desequilibrios energéticos internos, provocando tarde o temprano
la pérdida de la salud.La
energía vital es imprescindible en nosotros y debe circular
fluidamente en todo el organismo. Nuestra salud y calidad de vida
depende de ella, creamos en ello o no.
EL
REIKI sana de dentro hacia afuera; yendo a la raíz del problema, que
es siempre un bloqueo o congestión de un centro energético por
causa emocional.
A
través de la imposición de manos, el maestro es el instrumento
sanador, haciendo de Canal de la Energía cósmica del Amor
Incondicional.
Nuestro Cuerpo Espiritual
Dijo Jesucristo “No tengas miedo a los que matan el cuerpo sino a los que matan el alma“… Y somos nosotros mismos los que dejamos nuestra alma morir, por inanición.
Las
instituciones religiosas se quedaron inmóviles en el tiempo pasado,
y sus normas y formas se hicieron rígidas, empañadas por sus
propios intereses. Muchas personas, decepcionadas, abandonaron la fe…
sin plantearse que religión y espiritualidad no van de la mano
forzosamente.
La
Espiritualidad (nuestro cuerpo espiritual) es una parte
intrínseca de nuestro ser. Estamos incompletos si no la atendemos y
alimentamos. De ahí, el sentimiento hondo de vacío o infelicidad
que muchos sienten y no saben por qué. No tiene nada que ver con lo
exterior. No se trata de poseer más o seguir creencias. Nada que ver
con lo externo a nuestro ser esencial. Muy al contrario: lo que
echamos en falta, sin ser muchas veces conscientes de ello, es el
contacto con nuestra alma. Necesitamos la protección y guía de su
Luz. Precisamos de esa energía vital que sólo nuestra alma y
corazón pueden brindarnos para nuestro enriquecimiento como seres
humanos.
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