He
oído una historia de dos hombres que se perdieron en el bosque una
noche muy oscura.
Era
un bosque muy peligroso, lleno de animales salvajes, muy denso y
rodeado de oscuridad. Uno de los hombres era un filósofo
y el otro era un místico.
De repente estalló una tormenta, las nubes se abrían y había grandes relámpagos.
De repente estalló una tormenta, las nubes se abrían y había grandes relámpagos.
El filósofo
miraba al cielo, el místico mantenía la vista en el camino. En ese
momento hubo un relámpago y el sendero se iluminó delante de
ellos. El filósofo miró al relámpago y se preguntó: «¿Qué está
pasando?», perdiendo así el camino.
Tú estás perdido en un bosque aún más denso que el de esta historia. La noche es más oscura.
Tú estás perdido en un bosque aún más denso que el de esta historia. La noche es más oscura.
A
veces viene un relámpago: debes mirar al sendero. Chuang Tzu es un
relámpago, Buda es un relámpago, yo soy un relámpago. No me mires
a mí, mira al sendero. Si me miras a mí, perderás tu oportunidad,
porque el relámpago no se volverá a repetir. Sólo dura un momento,
y los momentos en los que la eternidad penetra en el tiempo son muy
escasos; son como relámpagos.
Si miras a los relámpagos, si miras al buda —y un buda es muy hermoso, su rostro es fascinante, sus ojos magnéticos—, si miras al buda, pierdes tu camino. Mira al camino y olvídate del buda.
Mira al camino y haz algo: síguelo, actúa. El pensamiento no te guiará, sólo la acción, porque el pensamiento ocurre en la cabeza. Nunca puede ser total; lo único total es el acto. ¡Interésate por la vida!, vivir es lo auténtico. No sigas reuniendo información sobre qué es la meditación: ¡Ponte a meditar! No sigas reuniendo información sobre la danza: hay enciclopedias enteras que hablan de la danza, pero no tienen ningún sentido si no empiezas a bailar. ¡Arroja lejos esas enciclopedias! Descárgate del conocimiento y empieza a vivir.
Y cuando empieces a vivir, las cosas ordinarias adquieren una belleza extraordinaria. Cosas pequeñas —la vida consiste en cosas pequeñas— pero cuando les aportas la cualidad de un amor intenso y apasionado se transforman, se vuelven luminosas.
Si miras a los relámpagos, si miras al buda —y un buda es muy hermoso, su rostro es fascinante, sus ojos magnéticos—, si miras al buda, pierdes tu camino. Mira al camino y olvídate del buda.
Mira al camino y haz algo: síguelo, actúa. El pensamiento no te guiará, sólo la acción, porque el pensamiento ocurre en la cabeza. Nunca puede ser total; lo único total es el acto. ¡Interésate por la vida!, vivir es lo auténtico. No sigas reuniendo información sobre qué es la meditación: ¡Ponte a meditar! No sigas reuniendo información sobre la danza: hay enciclopedias enteras que hablan de la danza, pero no tienen ningún sentido si no empiezas a bailar. ¡Arroja lejos esas enciclopedias! Descárgate del conocimiento y empieza a vivir.
Y cuando empieces a vivir, las cosas ordinarias adquieren una belleza extraordinaria. Cosas pequeñas —la vida consiste en cosas pequeñas— pero cuando les aportas la cualidad de un amor intenso y apasionado se transforman, se vuelven luminosas.
Un
relámpago no ilumina tu camino, no te sirve como si fuera una
lámpara en tu mano; sólo te da un fogonazo, un vislumbre del camino
que tienes por delante. Pero ese vislumbre es precioso; ahora tus
pies estarán firmes, ahora serás fuerte, ahora tu determinación de
alcanzar tu destino se verá fortalecida. Has visto el camino, sabes
que está ahí y no deambulas sin dirección. Un fogonazo de luz y
vislumbrarás el camino que tienes que recorrer y el templo que es el
destino de tu viaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario