sábado, 8 de junio de 2013

Luz en el Sendero =)¡¡¡

 "El filósofo, el místico y la tormenta".

 He oído una historia de dos hombres que se perdieron en el bosque una noche muy oscura. 
 
 Era un bosque muy peligroso, lleno de animales salvajes, muy denso y rodeado de  oscuridad.  Uno de los hombres era un filósofo y el otro era un místico.

  De repente estalló una tormenta, las nubes se abrían y había grandes relámpagos.
 El filósofo miraba al cielo, el místico mantenía la vista en el camino. En ese momento hubo un  relámpago y el sendero se iluminó delante de ellos. El filósofo miró al relámpago y se preguntó: «¿Qué está pasando?», perdiendo así el camino.

Tú estás perdido en un bosque aún más denso que el de esta historia. La noche es más oscura. 
 
A veces viene un relámpago: debes mirar al sendero. Chuang Tzu es un relámpago, Buda es un relámpago, yo soy un relámpago. No me mires a mí, mira al sendero. Si me miras a mí, perderás tu oportunidad, porque el relámpago no se volverá a repetir. Sólo dura un momento, y los momentos en los que la eternidad penetra en el tiempo son muy escasos; son como relámpagos.

Si miras a los relámpagos, si miras al buda —y un buda es muy hermoso, su rostro es fascinante, sus ojos magnéticos—, si miras al buda, pierdes tu camino. Mira al camino y olvídate del buda.

Mira al camino y haz algo: síguelo, actúa. El pensamiento no te guiará, sólo la acción, porque el pensamiento ocurre en la cabeza. Nunca puede ser total; lo único total es el acto. ¡Interésate por la vida!, vivir es lo auténtico. No sigas reuniendo información sobre qué es la meditación: ¡Ponte a meditar! No sigas reuniendo información sobre la danza: hay enciclopedias enteras que hablan de la danza, pero no tienen ningún sentido si no empiezas a bailar. ¡Arroja lejos esas enciclopedias! Descárgate del conocimiento y empieza a vivir.

Y cuando empieces a vivir, las cosas ordinarias adquieren una belleza extraordinaria. Cosas pequeñas —la vida consiste en cosas pequeñas— pero cuando les aportas la cualidad de un amor intenso y apasionado se transforman, se vuelven luminosas.

Un relámpago no ilumina tu camino, no te sirve como si fuera una lámpara en tu mano; sólo te da un fogonazo, un vislumbre del camino que tienes por delante. Pero ese vislumbre es precioso; ahora tus pies estarán firmes, ahora serás fuerte, ahora tu determinación de alcanzar tu destino se verá fortalecida. Has visto el camino, sabes que está ahí y no deambulas sin dirección. Un fogonazo de luz y vislumbrarás el camino que tienes que recorrer y el templo que es el destino de tu viaje.




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