Estamos
acostumbrados a “sentir” desde la mente; el corazón lo
mantenemos cerrado. Cuando exteriorizamos nuestros sentimientos
normalmente lo hacemos desde la mente; que mide, dosifica, falsea,
disimula, retiene o explosiona los sentimientos y las emociones.
La
mente nos domina y ella dirige y controla nuestra vida. La mente
tiene poder y de ella surgen todos los pensamientos. No tener la
mente conectada al corazón hace que los pensamientos se dispersen
sin un orden o propósito superior y haya inestabilidad
emocional.
Por
el contrario, llamamos “interiorización” cuando conseguimos esa
conexión entre mente y corazón que nos lleva más allá del
razonamiento y de los dominios del Ego.
Es
cuando conseguimos aquietar la mente cuando realmente somos capaces
de SENTIR a nuestro Ser. Y podemos decir con total certeza “yo no
soy mi mente, tengo una mente”… Entonces, puedo abrir mi corazón; acallando la mente...
¿Y cómo puedo
acallar la mente?; a través de la meditación y a través de la
interiorización...
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